Concretamente, se ha observado que la vitamina B6 podría mediar en la transducción de señales inmunes, regular la diferenciación de las células inmunes y la producción de citoquinas - proteínas cruciales para controlar el crecimiento y la actividad de otras células del sistema inmunitario-. En este sentido, un estudio publicado en el Journal of Inmunology Research y realizado por científicos de China ha investigado el efecto de la deficiencia de vitamina B6 sobre la composición y la potencial función de las células T, analizando la proliferación y diferenciación de linfocitos, la expresión de las citoquinas y factores de transcripción que intervienen directamente en el sistema inmune.
Los resultados mostraron que la deficiencia de vitamina B6 retardó el crecimiento, redujo la proliferación de linfocitos en un 3,37% e interfirió en su diferenciación. Por el contrario, tras una suplementación de dosis normales de vitamina B6, la proliferación de linfocitos se recuperó y fue significativamente más fuerte que otros grupos con deficiencia de esta vitamina.
Asimismo, los expertos matizan que, mientras que las dosis normales de esta vitamina en la dieta pueden recuperar significativamente la capacidad de proliferación de linfocitos, la suplementación excesiva no ofrece mejores resultados.
¿Cómo afecta la vitamina B6 a nuestra salud?
La vitamina B6 es esencial para el correcto funcionamiento de las enzimas y, además de actuar en nuestro sistema inmunitario y ayudarnos a producir anticuerpos, también interviene en el sistema nervioso; nos ayuda a descomponer proteínas, mantener el azúcar (glucosa) en la sangre, producir hemoglobina y transportar el oxígeno en los glóbulos rojos hasta los tejidos.
Esta vitamina hidrosoluble se encuentra naturalmente en muchos alimentos, pero también podemos aportarla al cuerpo a través de complementos alimenticios, que han demostrado ser seguros, eficaces y de calidad. Generalmente la encontramos como piridoxina, así como en complementos minerales multivitamínicos.