La astenia primaveral es una sensación de debilidad y falta de vitalidad generalizada, tanto física como intelectual que provoca, además de la falta de energía y cansancio, falta de concentración, somnolencia diurna, alteraciones en el sueño, falta de apetito, cambios de humos (irritabilidad), ansiedad o dolor de cabeza, entre otros. Al no tener un diagnóstico médico claro, es difícil saber con exactitud su prevalencia en la población. Sin embargo, varias encuestas realizadas aseguran que alrededor de un 40% de los españoles podrían sufrir astenia primaveral. Si a ese desgaste físico le sumamos, en el caso de las mujeres, algunos días del ciclo menstrual, la debilidad y el agotamiento pueden incluso ser mayores.
La astenia se debe, en buena parte, a un déficit de micronutrientes, por lo que podemos paliar sus síntomas siguiendo una dieta rica en vitaminas, minerales y antioxidantes. Además de seguir una alimentación sana y equilibrada, rica en estos nutrientes, también es recomendable seguir unos hábitos regulares de descanso, respetar las horas de sueño y realizar ejercicio físico moderado. Sin embargo, en determinadas ocasiones, podemos recurrir a ciertos complementos alimenticios, que han demostrado ser seguros, eficaces y de calidad, para conseguir un aporte extra de vitalidad.
Algunos nutrientes que podemos aportar al organismo mediante el consumo de complementos alimenticios son:
- Vitamina B: el complejo de vitaminas del tipo B tienen un papel fundamental en la producción de energía, incluyendo el metabolismo de los lípidos, los carbohidratos y las proteínas, y por ello su déficit se relaciona con el cansancio, la fatiga y la debilidad. Al estar implicada en muchas actividades metabólicas, también es importante para las células sanguíneas, las hormonas y la función del sistema nervioso.
- Vitamina C: es uno de los nutrientes indispensables para esta época del año. Además de contribuir a la reducción del cansancio y la fatiga, característicos de la astenia primaveral, también ayuda a proteger las células del sistema inmunológico del estrés oxidativo, interviene en la formación de huesos y dientes y en la síntesis de colágeno, ayudando a la reparación de los tejidos.
- Hierro: es un mineral que está presente en todas las células e interviene en varias funciones vitales, por lo que aparece el cansancio cuando hay deficiencia. En el caso de las mujeres, además, el déficit de hierro puede ser más común debido al ciclo menstrual. El hierro nos ayuda a producir hemoglobina, responsable de transportar oxígeno a los órganos y tejidos del cuerpo, entre otros. Aportar al cuerpo niveles significativos de hierro, junto con una combinación de vitaminas, nos ayudará a recuperar la vitalidad.
- Magnesio: entre otros, ayuda a disminuir el cansancio y la fatiga, y contribuye al funcionamiento adecuado del sistema nervioso, la actividad habitual de los músculos, el metabolismo energético normal y el mantenimiento de huesos y dientes. Un déficit de este mineral provoca calambres, fatiga muscular o contracturas.
Generalmente, podemos encontrar complementos alimenticios multivitamínicos, ya sea con una mezcla de varias vitaminas como también de minerales.
- Adaptógenos: son sustancias naturales que se obtienen sobre todo de plantas y raíces enfocadas a modular una respuesta del organismo frente a situaciones de estrés y cansancio, además de mejorar las funciones cognitivas. Algunos de los adaptógenos más conocidos son el ginseng, la ashwaganda o la rodhiola.