Los descubrimientos sobre los beneficios de la vitamina D están en auge. Más allá de los recientes hallazgos sobre su actividad en el sistema inmune, una nueva investigación epidemiológica publicada en el Journal of Nutrition afirma que la deficiencia de este tipo de vitamina puede aumentar la probabilidad que los adultos mayores sanos sufran algún tipo de discapacidad.
El selenio es un mineral indispensable para el organismo, ya que actúa en nuestro sistema inmune, endocrino y cardiovascular. Es importante para la reproducción, la función de la glándula tiroidea, la producción de ADN y para proteger el cuerpo ante infecciones y ante el daño causado por los radicales libres.
La Fundación Española de la Nutrición (FEN) y la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT) han promovido un Estudio Nutricional en la Población Infantil Española (EsNuPi), en el que se ha evidenciado que los niños españoles deben mejorar la ingesta de vitamina D, fósforo, calcio y magnesio, necesarios para las etapas de crecimiento y desarrollo.
Los síntomas más claros de este tipo de infecciones son tos, estornudos, dolor de garganta, secreción y congestión nasal, dolor de cabeza, febrícula, malestar o mialgias. Aunque estas infecciones, cuando son leves, normalmente remiten tras una semana y no requieren de tratamiento farmacológico, sí que suponen una causa de ausencia laboral y escolar.
Un equipo de investigadores del Hospital e Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol y del Instituto de Investigaciones Médicas Hospital del Mar (IMIM) se han planteado una posible afirmación a esta pregunta. Los resultados del estudio ha sido publicado en el Journal of the American College of Cardiology.
Originaria de Norteamérica y usada hace siglos con propiedades medicinales, la equinácea llegó a Europa a principios del siglo XX. Existen numerosas especies y variedades de esta planta, y varios estudios etnobotánicos han reportado, en términos generales, su actividad antiviral, anticancerosa y sus efectos inmunomoduladores.
La llegada del otoño y la bajada de las temperaturas lleva consigo un aumento de virus y bacterias, que aprovechan la vulnerabilidad de nuestro sistema inmunitario para atacarlo. Aunque la alimentación no cura ni resfriados ni gripes, algunos alimentos sí que puede ayudarnos a reforzar nuestro sistema inmune, hidratando las mucosas, que actúan como primera barrera de protección ante cualquier virus, y promoviendo el crecimiento y correcto funcionamiento células inmunitarias.
Investigaciones recientes sugieren que analizar los cambios en el microbioma derivados del aumento del consumo de proteínas y fibra podría ayudar a diseñar planes nutricionales que disminuyan problemas en personas mayores, como la sarcopenia y la obesidad.
Las vacunas han representado un gran avance para combatir enfermedades que causan gran mortalidad. No obstante, su eficacia puede verse afectada si la persona que la recibe no tiene unas condiciones óptimas de salud. Este es el caso de los grupos de población que presentan déficit de hierro.
La nutrición juega un papel esencial a la hora de reducir el riesgo de infecciones, aunque conocer la forma exacta en la que estimula la inmunidad es complejo y no se conoce al detalle. Asimismo, numerosos estudios e informes de salud señalan las consecuencias de la desnutrición y el papel de los complementos vitamínicos en el manejo y gravedad de enfermedades respiratorias.
Los sofocos, principales síntomas de la menopausia, son responsables del aumento del flujo sanguínea de la piel del cuello, cara y tórax, y se acompañan de sudoración y palpitaciones. No obstante, en los últimos años ha aumentado la tendencia a consumir determinadas plantas para aliviar estos síntomas.
El deterioro cognitivo está asociado con factores relacionados con el estilo de vida, como el sobrepeso, la presión arterial y la dieta. En este sentido varias investigaciones han analizado los efectos del extracto de aronia, rico en antocianinas, en la cognición de adultos y niños.
El Journal of Clinical Biochemistry and Nutrition ha publicado la primera investigación que ha evaluado el efecto combinado de la astaxantina y el tocotrienol en la función cognitiva. Los resultados muestran que, tras doce semanas de ingesta simultánea con estos dos ingredientes, las personas con tendencia a no retener cierta información, mejoran su memoria.
El hidroxitirosol es un polifenol que se encuentra en el olivo, especialmente en las hojas, actuando como antibiótico e inmunoestimulante. Se trata de un antioxidante que, tras analizar durante varios años sus efectos beneficiosos, se ha relacionado con indicadores positivos de salud cardiovascular.