Una de las causas más frecuentes de los calambres musculares es el déficit de determinados nutrientes o bien la deshidratación. Beber agua y asegurar al cuerpo correctos niveles de calcio, sodio, potasio, magnesio y de algunas vitaminas es esencial para prevenir estas contracciones involuntarias.
Varias evidencias científicas han demostrado que el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA), además de efectos antiinflamatorios, también pueden ser una buena ayuda ergogénica para los atletas, puesto que intervienen en la recuperación muscular.