Magnesio y salud ósea: beneficios para la calidad de vida y el gasto sanitario

  • Jueves, 03 Septiembre 2015 10:55

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha establecido los niveles adecuados de magnesio y fósforo en la ingesta alimentaria. Esta acción forma parte de la revisión permanente de los valores dietéticos de referencia en la Unión Europea tal y como lo solicitó la Comisión Europea en 2005. El trabajo permanente de la autoridades europeas junto a la continua investigación científica es determinante para que los complementos alimenticios sean considerados en los protocolos de reducción del riesgo de episodios médicos asociados a enfermedades crónicas como la osteroporosis.

El Comité científico sobre productos dietéticos, nutrición y alergias (NDA Panel) ha establecido la ingesta adecuada de magnesio en 350mg/día para hombres y 300mg/día para mujeres. Para niños la cantidad oscila entre 170 y 300 mg/día dependiendo de la edad.

Para el fósforo el NDA Panel ha establecido una cantidad de 550 mg/día en adultos y para niños oscila entre 250 y 640 mg/día.

El magnesio es necesario para acciones específicas en varios órganos del sistema neuromuscular y cardiovascular. Organismos regulatorios y científicos coinciden en el valor potencial del magnesio para la salud ósea y, por otro lado, existe el ahorro en el gasto sanitario relacionado con la reducción de incidentes derivados de la osteoporosis.

En Estados Unidos, The National Institutes of Health (NIH), grupo de instituciones del gobierno cuyos objetivos se centran en la investigación médica, registra al magnesio como necesario para más de 300 reacciones bioquímicas corporales. Un informe llevado a cabo por Frost & Sullivan (2013) sitúa en 595,3 millones de dólares la cifra que se podría ahorrar al año en cuidados relacionados con osteoporosis en mujeres de más de 55 años siguiendo una suplementación con magnesio1.

En Europa, la EFSA ha emitido dictámenes positivos sobre el magnesio para muchas menos funciones corporales: el cuidado de la función normal de los huesos, dientes, síntesis de proteínas, reducción de la fatiga y el cansancio, equilibrio hidroelectrolítico, del metabolismo energético, neurotransmisión y función muscular.

Es necesario continuar promoviendo la investigación para que la administración pública y los profesionales sanitarios incluyan a los complementos alimenticios dentro de los protocolos y políticas de prevención contribuyendo así en la reducción del gasto sanitario.

 

1. Frost & Sullivan. (2013). Smart Prevention – Health Care Cost Savings Resulting from the Targeted Use of Dietary Supplements. Prepared for the CRN Foundation.

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