Los autores del artículo utilizaron un enfoque epidemiológico para investigar la relación entre el nivel de vitamina K2 y el riesgo de enfermedad cardiovascular analizando datos públicos sobre ingesta alimentaria de 168 países. Los autores infirieron de esos datos perfiles sobre consumo de nutrientes y los correlacionaron con datos de muertes tempranas (15-64 años) por enfermedad cardiovascular. Además también correlacionaron esos datos con factores de riesgo tales como ejercicio físico insuficiente, tabaco, marcadores biométricos de riesgo de ECV, factores socioeconómicos y género (utilizando un enfoque estadístico llamada análisis univariante).
El estudio concluye que personas de países con muy bajos niveles de ingesta de vitamina K tienen 2,2 veces más riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular comparado con aquellos países con una mayor ingesta de esta vitamina. Además comentan que este análisis les ha permitido cuantificar el riego de baja ingesta de vitamina K en comparación con otros factores de riesgo.