Las consecuencias de la malnutrición en este grupo de población se ven acentuadas y agravadas por problemas característicos de la edad como es la fragilidad, la disminución de la masa ósea y el debilitamiento del sistema inmunológico. En este sentido, la Sra. Jéssica Martínez, dietista-nutricionista y portavoz del Colegio de Dietistas-nutricionistas de Cataluña (CoDiNuCat), afirma que el riesgo nutricional está significativamente asociado a condiciones más prevalentes entre la población anciana, como son la disfagia, las enfermedades neurodegenerativas, tales como el Parkinson o el Alzheimer, y la polifarmacia (toma simultánea de 5 o más fármacos).
“Probablemente las proteínas y la vitamina D sean dos de los nutrientes que merezcan especial atención en la población anciana. En el primer caso, las personas mayores tienden a reducir o incluso rechazar el consumo de alimentos ricos en proteínas como la carne o el pescado. Por su parte, el déficit de vitamina D viene dado por una menor síntesis cutánea y la baja exposición solar. También hay que tener en cuenta que con la edad se reduce la sensación de sed, y mantener una buena hidratación es clave para ayudar al buen funcionamiento de nuestro cuerpo”, explica la experta. En caso de que no se puedan mejorar las ingestas a través de una dieta adaptada y enriquecida a través de un profesional de la nutrición, los complementos alimenticios complementan la dieta a la hora de aportar al cuerpo todos los nutrientes que necesitamos.
Desde CoDiNuCat explican que, para prevenir la desnutrición en la gente mayor, en primer lugar, hay que detectar el riesgo nutricional. Esto puede lograrse fácilmente a través del uso rutinario de los cribados nutricionales, que puede utilizar cualquier profesional sanitario, y que ponen el foco en señales de alarma como la reducción de las ingestas o la pérdida de peso involuntaria.
Ante el aumento de casos de desnutrición en gente mayor, es necesario que los sistemas nacionales de salud adopten políticas que reflejen la importancia de la nutrición para el envejecimiento saludable. Asimismo, los programas de rehabilitación para dirigido a personas mayores deben incorporar la nutrición médica, combinada con otros factores como el ejercicio físico. Estas vías de atención son necesarias, no solo en el contexto actual de pandemia, sino también como estrategias de salud futuras, teniendo en cuenta la tendencia creciente de envejecimiento en nuestro país. Y es que según los últimos datos sobre envejecimiento en España del Instituto Nacional de Estadística (INE), se contabilizan 125 mayores de 64 años por cada 100 menores de 16 años.
